Los niños también tienen días malos…
Fotos: Fuente externa.
Hay
días que sientes que todo te sale mal, algunas personas hasta dicen que se
levantaron con el pie izquierdo, ese día sientes que el mundo te cae encima y
espera el mínimo roce para discutir con las personas más allegadas a ti y a
pesar de lo negativo de este día entiendes que todos tenemos días malo.
Pero
cuando este mismo comportamiento lo tiene un niño, todo cambia y comenzamos a
criticarlo por la actitud que tiene en ese momento y exigimos que cambie esa
forma, pero tenemos que aprender que los niños también tienen días malo al
igual que los adultos.
Los
seres humanos poseemos en nuestros adentros sentimientos y matices que en la
mayoría de las ocasiones somos capaces de ponerle un nombre a lo que sentimos y de comprender el
porqué de nuestro sentir.
A
los niños les ocurre exactamente lo mismo, con la diferencia de que su
entendimiento les impide expresar lo que
sienten, en especial cuando son muy pequeños, así que se expresan a través de
llantos y con un comportamiento que muchas veces no es tolerado por los demás.
Para
los niños una pelea en el colegio, un cambio de maestro o algún juguete que
extravié puede representar una frustración y aunque para nosotros representa una tontería a
ellos les genera ciertos sentimientos que pueden alterar su comportamiento.
En
esos momentos es importante no dar la espalda al niño, ni minimizar sus
emociones o impedirle que afloren con frases como “No es para tanto” o “Deja de
llorar”. Permítele sentir y acompáñale en su sentimiento.
Los
niños no nacen con herramientas para gestionar sus emociones y es labor de
nosotros los padres enseñarles a hacerlo:
Permitiéndoles
sentir y no obligándoles a reprimir ninguna emoción.
Ayudándoles
a reconocer las emociones, es decir dotándoles de un vocabulario emocional para
poner palabras a sus sentimientos.
Enseñarles
a modular esa emoción en intensidad, duración e impacto.
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